Título:The impossible/ Lo imposible
Dirigida porJuan Antonio Bayona
Sección oficial fuera de concurso
Argumento:Maria, Henry y sus tres hijos viajan a Tailandia a pasar la navidad del 2004. Sin embargo, el 26 de diciembre, tras los imprescindibles regalos, recibirán una sorpresa extra mientras chapotean en una piscina: un devastador tsunami que arrasa con todo y todos. ¿Conseguirán sobrevivir los cinco a la terrible tragedia que acabó con la vida de 5.395 personas?
Crítica: las películas pueden golpearte de 3 formas. Una es la cabeza, otra es el estómago y la tercera es el corazón. Lo imposible se dirige, única y exclusivamente a este tercer punto. Que nadie busque personajes ricos y complejos perfectamente definidos (cada miembro de la familia resulta sorprendente abstracto para conseguir la identificación de la mayor cantidad del público posible) o sutiles revelaciones sobre la naturaleza humana, porque en este viaje emocional (y desarmantemente realista y sensorial) que plantea Bayona, en el momento en el que la mente empieza a cuestionarse lo que ve, se acaba “el trayecto”.
Resulta imposible no sobrecogerse, no emocionarse, no empatizar con las víctimas ante una situación de tal calibre (quien no lleve kleenex durante su visionado se arrepentirá). El director tiene, además, la (spielbergiana) habilidad de tocar la fibra emocional del espectador. El problema, es que a veces lo hace con acierto y otras olvida la sutilidad y se recrea y subraya sádica e innecesariamente el dolor de sus personajes, especialmente en el caso del personaje de Maria, encarnada por una estupenda Naomi Watts a la que no habíamos visto sufrir tanto desde 21 gramos. Lo mejor de Lo imposibleson las escenas que comparte con su hijo Lucas, un brillante Tom Holland (protagonista de Billy Elliot the musical y con un notable parecido a Jamie Bell), que se merienda literalmente la película.
A pesar de que se echa en falta más presencia de un casi secundario McGregor, de sus prometedores hijos (que creíbles y bien escogidas están esas criaturas) o de sus actores secundarios, hay espacio, también, para pequeños apuntes sociales. En esta oda a la familia y la solidaridad, Bayona nos recuerda, una vez más, que los sufridores y maltratados por la vida, los que no tienen apenas nada, son mucho más generosos y sensibles que los que nunca han sufrido una gran perdida.
Aunque a estas alturas resulta más que evidente que la realidad supera siempre a la ficción, como espectador, un@ no puede evitar preguntarse, en algún momento o giro especialmente increíble o emotivo, si las cosas sucedieron tal y como nos las cuentan o tratar de calcular el tamaño de las licencias que se han tomado los guionistas. Y es que puestos a imaginar un desenlace (o a adornar el real), confieso que hubiera preferido otro un poco más original o elaborado y con algo menos de (machacona) música.
Anécdota festivalera: en la rueda de prensa, el guionista confesó que, durante el rodaje, a los niños les costaba llamar a McGregor con otro apelativo que no fuese Ewan. Al pedirles que utilizasen su otro nombre, uno de ellos lo tuvo claro: Obi Wan.
Lo que dará:Lo imposible tiene todas las papeletas para ser un blockbuster internacional que empujará la carrera de su director de forma mucho más contundente que cualquier tsunami. Espero que también aproveche la ola el jovencísimo Tom Holland.
Recomendable sisabes exactamente el tipo de peli que vas a ver y no esperas ni exiges nada más que dejarte llevar por tsunamis emocionales.
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